Extraña pregunta para estos tiempos convulsos en lo financiero. En el vocabulario común “deuda” es sinónimo de “problemas económicos” y tiene asociadas otras palabras como “morosidad” o “embargo”, pero atendiendo a algunos estudios, como los de Robert Kiyosaki, todos podemos aprovechar la deuda para generar más ingresos. En este artículo explicamos sus diferencias.
¿Diferencia entre los tipos de deudas?
La deuda está basada en el crédito, esa fórmula financiera sobre la que se sustenta todo el sistema bancario en la que se presta una cantidad máxima de dinero de la que se puede ir disponiendo a cambio de que el cliente devuelva el importe de manera parcial o total abonando los intereses correspondientes. La manera habitual de conceder créditos a los particulares ha sido mediante el préstamo personal.
Centrándonos en la deuda de los particulares, la deuda mala, en términos muy generales, es aquella que está vinculada a la salida de capital sin ningún tipo de retorno de la inversión. Es decir, aquella que suele servir para satisfacer nuestras pulsiones consumistas sin extraerle ningún otro beneficio. Así es considerada deuda mala aquella que tiene como efectos secundarios la pérdida de ahorros, de oportunidades y de tiempo, convirtiéndose en un lastre para nuestra economía.
El estilo de vida consumista fomenta este tipo de acciones y el mercado exige que los consumidores actúen de esta manera, los problemas viene derivados de esta práctica cuando hay escasez de dinero y un sobrendeudamiento sin justificación, es aquí cuando la deuda mala se convierte en una práctica tremendamente nociva para nuestros bolsillos.
La deuda buena, sin embargo, es aquella que, a pesar de estar fundamentada igualmente en el crédito, no supone un gasto, sino una inversión. Puedes adquirir bienes que aumenten su valor con el tiempo, generar ingresos mediante el lanzamiento de un negocio o sufragar gastos en formación que aumenten tus expectativas laborales y salariales.
Podemos resumir que la deuda buena es aquella que cubre tus necesidades, mientras que la mala corresponde a satisfacer tus deseos. Repetimos que a nadie amarga un dulce y que, si nuestra economía nos lo permite, sucumbir a un arrebato consumista y solicitar un crédito para un capricho no va a hundirnos en un pozo de deudas. Pero si estamos justos de liquidez si podemos liarnos en una madeja de deudas de las que será difícil escapar.
La recomendación de Cashper.es, especialista en minicréditos rápidos con Asnef, es que no te endeudes, intenta ahorrar cierta cantidad mensualmente hasta conseguir la cifra deseada, así conseguirás ahorrar lo suficiente, controlarás su impulso consumista y te harás más consciente de tu capacidad ahorradora.
